Natalia Trujillo

lunes, 5 de diciembre de 2016

CAPITULO 8






Catalina le dio un beso en la mejilla a su “tío Pedro”, y él le dio otro más fuerte y sonoro. Esa mañana se había ido temprano para abrir junto con Erik, pero el mensaje de su madre en la oficina recordándole de sus rosas lo hizo regresar a la casa y arreglar las cosas de las que había hecho nota mentalmente. Las lógicas, porque después había soñado unas cosas confusas y mezcladas. Lo único que recordaba perfectamente era de haber soñado con la cena de Navidad en que había besado a Paula por primera vez. 


Vaya sueño.


Después de las plantas se había puesto a componer los escalones que tronaban cada vez que ponían un pie sobre él. Se había cambiado y ahora vestía unos vaqueros de mezclilla viejos y raídos, y una sudadera


― Mi mamá tiene una comida importante con papá, así que la tía Pauly me está cuidando.


― Ya veo. Buenos días Pau.


Paula había llegado a ellos, después de pensarse si lo mejor era gritarle a Cata, pero al final, había decido ir.


― Buen día, Pedro.


― Se te ve bien con lentes.


Pau arqueó una ceja.


― No los uso por moda, sino porque sin ellos soy más ciega que un topo.


Y gracias a los lentes podía ver que se veía malditamente bien enfundado en esa ropa deportiva que llevaba. Advirtió que le sonreía a Cata de un modo que no había conocido. Su barbilla partida se contraía con sus gestos. Aquel era un rasgo de Pedro que siempre le había gustado, incluso, una noche, había podido tocar. Mucho tiempo atrás.


― No es cierto tía ― dijo Cata trayéndola de regreso ―, cuando te estabas bañando esta mañana no estabas ciega ― agregó Cata, con toda la honestidad del mundo.


¿Por qué lo niños tenían que ser tan honestos? , pensó Paula. Y más Aun, impertinentes.


― ¿Así que tu tía se estaba bañando? ― preguntó Pedro, siguiéndole la corriente a Cata, pero la sonrisa desapareció detrás de un carraspeo al ver la mirada de Paula.


― Sí, canta chistoso ― Pedro volvió a dejar a su chica en el suelo poniéndole atención ― Mamá igual canta, pero le entiendo. En cambio la tía Pauly cantaba en otro idioma. Además la tía Pauly y mamá tienen caídos los…


Paula llegó hasta su sobrina con la bocota más grande del estado y le colocó la mano sobre ella.


― Basta cariño, no creo que al tío Pedro le interese saber eso ―. Mientras el maldito de Pedro estaba riéndose de ellas. Claro, él no era el que había sido visto desnudo por una niña que al parecer quería compartir todo con el mundo. Cuando Cata entendió que no tenía que decir nada más, la soltó y miró hacia él ― ¿Tío Pedro?


― Son lo más parecido a sobrinos que podría tener. Siento que casi la conozco desde que estaba en el vientre. ¿Sucede algo?


Ella negó y sonrió. Ella no conocía a Cata desde que estaba en el vientre. La había visto ya nacida, como con Ariana, pero se había perdidos esos momentos familiares, que en cambio Pedro sí había disfrutado. Sí, merecía ser llamado tío. 


Sacudió la cabeza y lo miró.


― ¿No tienes que ir a abrir tu restaurante?


― No, para eso están Erik y su esposa Jesy. ¿Te acuerdas de ellos?


― No lo creo.


― Claro que sí, son de la generación de Pablo y mía.


Así fueran de su propia generación. Hasta el instituto Paula no recordaba a muchos de sus compañeros, y estaba segura que ellos desde luego la habían olvidado. Por lo tanto, dudaba conocer a los amigos de Pablo, Paloma o Patricio.


― No, Pedro, si los conociera, me acordaría.


― Ok, bueno, si te pasas por el restaurante…


Paula dio un paso hacia atrás, y tomó a Cata de la mano.


― Lo siento, tenemos que ir a comprar.


― Vamos al Supermercado ― agregó Cata, nuevamente en su horario de noticias de la tarde ― Tía Pauly se acaba de levantar y quiere desayunar cereal.


Paula sintió que sus mejillas se enrojecían, y le dio unas palmaditas en el cabello de su sobrina.


― Eso tampoco creo que le interese al tío Pedro, cariño ― y después lo miró a él, ya sin sonrisa ―. Y nunca me levanto tan tarde, sólo estaba cansada por el viaje.


― Tranquila Pau. Permítame acompañarlas. Solo me cambio…


― No es necesario. Iremos rápido y…


― Insisto ― agregó a tono de no discusión.


Cata tomó la decisión y se soltó de Paula y fue hacia Pedro.


― Vamos tío, así te contaré lo que tengo planeado hacer para mi cumpleaños.




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